arte bizantino

arte bizantinaArquitectura bizantina

Se denomina arquitectura bizantina al estilo arquitectónico que estuvo vigente durante el Imperio bizantino (Imperio romano de Oriente) desde la caída del Imperio romano de Occidente en el siglo V. La capital del Imperio de Oriente era Constantinopla (Constantinopolis o ciudad de Constantino), cuyo nombre anterior fue Bizancio y, actualmente, Estambul, y ello desde el año 330, momento que otros autores fijan como el inicio de la arquitectura bizantina.

La arquitectura bizantina se inscribe dentro del marco del arte bizantino, y abarca pues un largo espacio de tiempo, que se inicia en el siglo IV y al que pone fin abruptamente la caída de Constantinopla en manos de los turcos otomanos en 1453, ya en el siglo XV. Debido a su dilatada duración en el tiempo, suele dividirse para su estudio en tres diferenciados: un período inicial, un período intermedio y un período final.

Por lo que respecta al marco geográfico en el que se produce el estilo arquitectónico bizantino, éste coincide en líneas generales con la extensión geográfica del Imperio bizantino, con lo que fue cambiante en el tiempo en razón de las circunstancias históricas y políticas de dicho reino a lo largo de los más de diez siglos de vigencia de dicho estilo. No obstante, las zonas de mayor presencia de la arquitectura bizantina se corresponden con los territorios de las actuales Turquía y Grecia, sin olvidar Bulgaria, Rumania y amplias partes de Italia, junto con Siria, Israel y los Territorios Palestinos. Además, como resultado de la expansión del cristianismo entre los pueblos eslavos llevada a cabo a partir del siglo VIII por la Iglesia Ortodoxa bizantina, la arquitectura bizantina se extendió por las actuales Ucrania, Rusia y Bielorrusia, pasando algunos de sus elementos arquitectónicos (como por ejemplo las cúpulas abulbadas) a convertirse en una seña de identidad de las iglesias ortodoxas, que han sido mantenidas hasta la actualidad.

Por otro lado, el arte bizantino fue un arte de tipo oficial,[1] en función de las relaciones del poder eclesiástico con el poder civil, que se sustentaba con el apoyo de la Iglesia. Y la propia existencia del Imperio bizantino se vinculó a la expansión de la fe ortodoxa y del arte bizantino.[2]

En razón de las circunstancias históricas y de la propia zona geográfica en que se generó y en la que tuvo presencia, la arquitectura bizantina recibió, sobre una base formada esencialmente por la arquitectura romana, fuertes influencias de otros estilos arquitectónicos, especialmente de estilos procedentes de la zona de Oriente Medio. Por otro lado, además de la ya apuntada influencia en los estilos arquitectónicos de países relacionados con la Iglesia Ortodoxa, debe destacarse que desde la zona de Rávena, en Italia, en su extremo occidental de distribución, influyó en la arquitectura carolingia y, a través de ésta, en la arquitectura románica, a la vez que desde el sur de Italia, especialmente en la zona de Sicilia, aportó alguna de sus características a la versión adaptada en la zona de la arquitectura normanda, que era una de las variantes de la arquitectura románica.

Algunas de las características distintivas de la arquitectura bizantina son, además de la forma ya indicada de las cúpulas, el uso del ladrillo como material constructivo en sustitución de la piedra, el uso masivo de los mosaicos como elemento decorativo en sustitución de las esculturas, la mayor elevación de los edificios como resultado del realce de las cúpulas, y el hallazgo de un sistema que permite conjugar el uso constructivo para las dichas cúpulas de un soporte de planta cuadrada pero que permite el remate mediante un tambor en una cúpula redonda, en muchas ocasiones con prolongación de un alero ondulado.

Períodos [editar]

Ejemplo de arquitectura bizantina.

A pesar de que en los primeros momentos de su existencia la arquitectura bizantina no se distinguía especialmente de la arquitectura romana, de la que en sus primeros balbuceos constituía únicamente una mera derivación regional, la larga evolución en el tiempo de la misma permitió la emergencia consolidada de un estilo arquitectónico distintivo, que quedaba por lo demás muy permeabilizado ante las influencias que recibía de las arquitecturas orientales.

Uno de los rasgos que fueron mantenidos a lo largo de todo el período de su existencia fue el uso del ladrillo para la arquitectura de las iglesias, que sustituyó a la piedra, que era el material constructivo utilizado en su predecesora la arquitectura romana; a lo que se añade una más libre interpretación de los órdenes clásicos, la sustitución de las esculturas como elementos decorativos de los edificios por los mosaicos o el realce de las cúpulas, que se elevan a mayor altura que en otros estilos arquitectónicos anteriores.

El período de tiempo abarcado por la arquitectura bizantina puede dividirse a efectos de su estudio en tres subperíodos bien claramente diferenciados: un período inicial (o Primera Edad de Oro), un período intermedio (o Segunda Edad de Oro) y un período final (o Tercera Edad de Oro).

Período inicial [editar]

Monasterio de Santa Catalina, en el monte Sinaí.

En el período inicial o Primera Edad de Oro, cuyo momento de plenitud se corresponde con la época del emperador bizantino Justiniano I, en el siglo VI, fue cuando se realizaron las más grandiosas obras arquitectónicas que ponen de manifiesto los caracteres técnicos y materiales del estilo arquitectónico, así como el sentido constructivo que caracteriza el arte bizantino de este período.

Las principales obras correspondientes a este período de la arquitectura bizantina que han llegado hasta nosotros se encuentran sea en Constantinopla sea en Rávena, en Italia, en el área más occidental de difusión del estilo. Así, se encuentran en Constantinopla la iglesia de Santa Sofía, la iglesia de Santa Irene y la iglesia de los Santos Sergio y Baco; mientras que en Rávena podemos contemplar la iglesia de San Vital o la Basílica de San Apolinar Nuovo. No podemos olvidar diversas obras de ingeniería civil, como por ejemplo la Cisterna de Basílica, edificada en el 532.

No obstante, también corresponden a este mismo período inicial la iglesia de San Demetrio en Salónica (en la actual Grecia), el monasterio de Santa Catalina en el monte Sinaí (en el actual Egipto), el monasterio de Jvari en la actual Georgia y tres iglesias en Echmiadzin (Armenia). Estas tres últimas iglesias son de construcción sucesiva a partir del año 600, y muestran un perfecto ejemplo de la evolución de la arquitectura bizantina en las provincias orientales más alejadas de la capital, provincias por lo demás que fueron rápidamente perdidas ante el avance de los ejércitos islámicos.

También han llegado hasta nosotros diversas edificaciones de menor envergadura o importancia arquitectónica, diseminadas por todo el conjunto del área general de distribución del estilo arquitectónico bizantino. Hay que tener presente que, especialmente en las zonas más orientales de la actual Turquía, muchas de ellas fueron readaptadas ya hace siglos para su uso como mezquitas.

Período intermedio [editar]

El Monasterio de Ossios Loukas en Grecia (siglo XI), representativo de la arquitectura bizantina en época de la dinastía macedónica.

El período intermedio, o Segunda Edad de Oro del arte bizantino, se caracteriza por la predominancia de las iglesias de planta en cruz griega con cubierta de cúpulas realzadas sobre tambor y con una prominente cornisa ondulada en la base exterior.

A este esquema compositivo corresponden, por ejemplo, la catedral de Atenas, la iglesia del monasterio de Daphni, que usa trompas en lugar de pechinas, y los conjuntos monásticos del Monte Athos en Grecia.

Este tipo nuevo de iglesia se plasma en la desaparecida iglesia de Nea de Constantinopla (881), construida por Basilio I.

Para este período en la arquitectura bizantina nos enfrentamos con el problema planteado por la iconoclastia, que arruinó muchas de las edificaciones de los inicios del período. Así, por lo que se refiere a edificaciones de envergadura de los primeros tiempos del período intermedio, en Grecia sólo subsiste la basílica de Santa Sofía, en Salónica. Otra edificación de importancia, la iglesia de la Asunción de Nicea, sobrevivió hasta el siglo XX, aunque quedó destruida en los años 1920 en los combates enmarcados en la Guerra Greco-Turca; sin embargo, por lo menos sí han llegado hasta nosotros diversas fotografías del templo.

Respecto de la época de la dinastía macedónica, que es tradicionalmente considerada como el compendio del arte bizantino, tampoco nos ha dejado grandes realizaciones. Se presume que la desaparecida Theotokos Panachrantos, o iglesia votiva de la Inmaculada Madre de Dios, de Constantinopla, obra de Basilio I, que se corresponde con los restos existentes bajo la moderna mezquita Fenari Isa Camii, haya servido como modelo para muchas construcciones con planta en forma de cruz inscrita en un círculo, como la Monasterio de Ossios Loukas (en Grecia, año 1000), el Monasterio de Nea Moni (isla de Quíos, un proyecto largamente acariciado por Constantino IX) o el Monasterio de Dafni (Chaidari, localidad en el Ática próxima a Atenas).

La planta con forma de una cruz inscrita en un círculo es, por lo demás, la forma más expandida hacia los territorios recorridos por los misioneros bizantinos ortodoxos que en los tiempos de la dinastía macedónica recorrían los territorios de los pueblos eslavos para proceder a su cristianización. La catedral de Santa Sofía de Ohrid (en la actual República de Macedonia) o la iglesia de Santa Sofía de Kiev (en la actual Ucrania) son testimonio elocuente del uso de la cúpula de tambor, que con el tiempo se convierten en cada vez más altas y más esbeltas.

Período final [editar]

La iglesia de Theotokos Pammakaristos (hoy mezquita de Fetiye Camii), del siglo XIV, constituye un ejemplo de la arquitectura de la época de los Paleólogos.

El período final o Tercera Edad de Oro abarca el lapso de tiempo comprendido entre los siglos XIII y XV, coincidiendo con las dinastías de los Comnenos y los Paleólogos; en él predominan las plantas de iglesias cubiertas mediante cúpulas abulbadas sobre tambores circulares o poligonales.

Al período de los Comnenos pertenece la Elmali kilise en Capadocia; en Constantinopla, la iglesia del Pantocrator (hoy conocida como Zeyrek Camii) y la iglesia de la Theotokos Kyriotissa (Virgen del Trono) (hoy conocida como Kalenderhane Camii). Igualmente se han conservado numerosas iglesias en el Cáucaso, Rusia, Bulgaria, Serbia y otros países eslavos, al igual que en Sicilia (Cappella Palatina del Palazzo dei Normanni) o Venecia (Basílica de San Marcos, Catedral de Santa María de la Asunción en Torcello).

Al período de los Paleólogos pertenecen una docena de iglesias en Constantinopla, especialmente San Salvador de Chora (hoy Kahriye Camii) y Theotokos Pammakaristos (Santa Madre de Dios) (hoy Fetiye Camii). Una característica de todas ellas es la de no acentuar la verticalidad, primando la estructura horizontal, lo que no las dota de la magnificencia de otras iglesias de Constantinopla. La única que no cumple la regla es la iglesia de Santa Sofía de Trebisonda. A esta etapa corresponden en Grecia la iglesia de los Santos Apóstoles de Salónica, del siglo XIV, la iglesia de Mistra, en el Peloponeso, y algunos monasterios del Monte Athos.

Características [editar]

Capilla palatina de Palermo.

La arquitectura bizantina mantuvo varios elementos de la arquitectura romana y de la paleocristiana oriental, como los materiales (ladrillo y piedra para revestimientos exteriores e interiores de mosaico), arquerías de medio punto, columna clásica como soporte, etc. Pero también aportaron nuevos rasgos entre los que destaca la nueva concepción dinámica de los elementos y un novedoso sentido espacial y, sobre todo, su aportación más importante, el empleo sistemático de la cubierta abovedada, especialmente la cúpula sobre pechinas, es decir, triángulos esféricos en los ángulos que facilitan el paso de la planta cuadrada a la circular de la cúpula. Estas bóvedas semiesféricas se construían mediante hiladas concéntricas de ladrillo, a modo de coronas de radio decreciente reforzadas exteriormente con mortero, y eran concebidas como una imagen simbólica del cosmos divino.

Otra aportación de gran transcendencia fue la decoración de capiteles, de los que hubo varios tipos; así, el de tipo teodosiano es una herencia romana, empleado durante el siglo IV como evolución del corintio y tallado a trépano, semejando a avisperos; otra variedad fue el capitel cúbico de caras planas decorado con relieves a dos planos. En uno y otro caso era obligado la colocación sobre ellos de un cimacio o pieza troncopiramidal decorada con diversos motivos y símbolos cristianos.

En la tipología de los templos, según la planta, abundan los de planta centralizada, sin duda concordante con la importancia que se concede a la cúpula, pero no son inferiores en número las iglesias de planta basílical y las cruciformes con los tramos iguales (planta de cruz griega).

En casi todos los casos es frecuente que los templos, además del cuerpo de nave principal, posea un atrio o nártex, de origen paleocristiano, y el presbiterio precedido de iconostasio, llamada así porque sobre este cerramiento calado se colocaban los iconos pintados.

2) Escriba 4 características de la arquitectura  bizantina.

a) mantuvo varios elementos tales como materiales (ladrillo y piedra para revestimientos exteriores e interiores de mosaico), arquerías de medio punto, columna clásica como soporte, etc.

b) también aportaron nuevos rasgos entre los que destaca la nueva concepción dinámica de los elementos y un novedoso sentido espacial.

c) su aportación más importante, el empleo sistemático de la cubierta abovedada, especialmente la cúpula sobre pechinas, es decir, triángulos esféricos en los ángulos que facilitan el paso de la planta cuadrada a la circular de la cúpula. Estas bóvedas semiesféricas se construían mediante hiladas concéntricas de ladrillo, a modo de coronas de radio decreciente reforzadas exteriormente con mortero, y eran concebidas como una imagen simbólica del cosmos divino.

d) Otra aportación de gran transcendencia fue la decoración de capiteles, de los que hubo varios tipos; así, el de tipo teodosiano es una herencia romana empleado durante el siglo IV como evolución del corintio y tallado a trépano, semejando a avisperos; otra variedad fue el capitel cúbico de caras planas decorado con relieves a dos planos.

La escultura:

La escultura bizantina, tanto en su temática como en su técnica, permaneció muy

alejada de la plástica clásica. El tipo de modelos y la preponderancia del bajorrelieve

sobre las obras de bulto redondo, así como también la utilización de materiales como

el marfil, del que solamente es posible producir piezas pequeñas, hicieron que no se

destacase como una de las artes preferidas por los bizantinos.

Las obras de mayor importancia de la escultura bizantina en esta época son los

pequeños dípticos y cajas talladas en marfil, dentro de los que destaca el díptico

Barberini, que muestra la figura ecuestre de un emperador o la célebre Cátedra del

obispo Maximiano, conservada en Ravena y que también fue tallada en marfil

alrededor del año 533.

Una pieza que llama poderosamente la atención es un ambón, probablemente

perteneciente al obispo Agnellos, que presenta a manera de tableros, una secuencia de

diversos animales como ciervos, aves, y peces. El resto de la decoración está

constituida por ramas trenzadas de parra, que le dan un aspecto muy rígido

La plástica escultórica bizantina supuso la culminación del arte paleocristiano, manteniendo sus técnicas y su estética de progresivo alejamiento de las cualidades clásicas: la mayor rigidez, la repetición de modelos estereotipados, la preferencia del bajorrelieve a las obras de bulto redondo y el uso de materiales ricos (marfil) que proporcionan pequeñas piezas, son los caracteres más destacados de la estatuaria bizantina de la primera etapa.

Tras la sistemática destrucción del período iconoclasta hay una vuelta al culto de las imágenes, pero para no caer en la idolatría y por influjo de las nuevas corrientes islámicas desaparece la figura humana en la estatuaria exenta.

Las obras más destacadas son las labores ornamentales de los capiteles con motivos vegetales y animales afrontados como son los de San Vital de Rávena o los sarcófagos de la misma ciudad en los que se representan los temas del Buen Pastor.

La evolución de este arte paleocristiano motivará el nacimiento del Arte Bizantino. Pero la gran novedad estriba en que el arte Bizantino mantuvo también importantes rasgos de la cultura greco-latina, pudiendo considerarse un arte puente entre la antigüedad y el futuro Renacimiento.